
One of the most exciting and promising announcements in classical music recently is the appointment of young Venezuelan conductor Gustavo Dudamel as the new Music Director of the Los Angeles Philharmonic
The excitement is due to the unprecedented international acclaim Dudamel has gotten as a conductor, in spite of being only 26 years old. The promise comes from his inspiring personal story.
Dudamel is not a child of privilege or wealth, but he was fortunate to be raised in a country that has made a dedicated effort to use music, and youth orchestras in particular, to rescue “at risk” youth from lives of poverty, crime and despair. (See Dudamel’s biography.) And this is in spite of its status as one of the poorest countries in Latin America.
The significance of having a Hispanic conductor leading the professional orchestra of largely Latino L.A. is hard to overstate. His credentials and ability are impeccable, so there’s no question of this being a callous marketing move or mere pandering by the Philharmonic’s management.
But at a time when orchestras struggle to diversify their audiences, not only in ethnic terms but also by age and economic status, Dudamel can serve as a powerful force to proclaim that classical music is, indeed, for everyone who has the luck to be exposed to it and the willingness to be open to its value.
I wish him and the L. A. Philharmonic all the best.
The following is a Spanish language post in reference to Venezuelan Conductor Gustavo Dudamel. For the benefit of our English only readers, here’s a very brief synopsis:
It’s essentially an open letter to Dudamel praising his artistic ability, despite also questioning some of his interpretive choices. But most significantly, the writer questions his appearance on a state run television channel in his native Venezuela.
The writer goes on to list a number of prominent historical musical figures with politically dubious alliances, such as Richard Strauss, Herbert von Karajan and Elizabeth Schwarzkopf. He asks Dudamel point blank to state whether he’s in support of Venezuelan President Hugo Chavez’s revolution, or merely afraid of losing government funding for the Youth Orchestra Dudamel conducts in Venezuela.
– Frank Dominguez, Program Director, WDAV
Carta abierta a Gustavo Dudamel
29 May 2007
Señor Dudamel,
Es lamentable tener que dirigirle estas líneas a través de una carta
abierta que no sé si llegará a leer. Usted no me conoce y yo no lo he
tratado personalmente. Formo parte de esa legión de anónimos amantes de la
música que muchas veces le han aplaudido en sus conciertos. Le confieso que
nunca he sido un admirador incondicional. Tal vez formo parte de ese grupo
de melómanos excesivamente quisquillosos que a veces tienen una idea
particular de cómo debe interpretarse una determinada sinfonía, concierto u
ópera, idea que no siempre coincide con la visión del director. Fenómeno
inevitable y hasta afortunado, pues hay muchas formas de hacer y de
concebir la música y el arte, y eso lo podemos ver incluso como una valiosa
manifestación de libertad. Pero siempre, aún en esos días en los que estoy
en franco desacuerdo con su forma de interpretar una obra, he considerado
que usted es un talento musical de primer orden.
Por eso no puedo dejar de manifestarle que sentí una profunda decepción
cuando supe que dirigiría nuestro Himno Nacional en las celebraciones de la
apertura del canal de televisión TVES, las cuales, cómo negarlo, también
sirven para festejar la salida del aire de RCTV, acontecimiento que muchos
en este país consideramos un triste momento en la historia de nuestras
libertades ciudadanas. Para hacerle el cuento corto, muchos venezolanos
-incluyendo a quien esto escribe, por no hablar de numerosos organismos
internacionales-, consideramos que estamos ante una situación que lesiona
gravemente la libertad de expresión.
En consecuencia, usted ha sido partícipe de estas celebraciones, aunque sea
a través de lo que presupongo fue un video que consintió en grabar. Lo cual
me hace pensar una vez más en un tema que siempre me ha resultado incómodo,
porque no tengo una respuesta absoluta sobre el mismo. Que no es otro que
preguntarnos sobre la responsabilidad del artista por su colaboración con
gobiernos y regímenes de conducta dudosa, y las incidencias que esa
colaboración puede revestir en su quehacer artístico.
Hay quienes sostienen que a los genios del arte no se les exige
responsabilidad. Si nos circunscribimos solamente al mundo de la música,
que es al que usted pertenece, hay muchos casos de artistas de gran talento
con reputaciones morales y políticas no precisamente intachables. Para
hablar sólo del convulsionado siglo XX, me vienen a la mente figuras
legendarias como las de Richard Strauss, Karl Bohm, Herbert von Karajan, la
recientemente fallecida Elisabeth Schwarzkopf e incluso mi admiradísimo
Wilhelm Furtwangler -para muchos el intérprete beethoveniano por
antonomasia- quienes de una u otra manera han sido criticados por sus
posturas, que oscilaron entre ser abiertamente colaboracionistas a no ser
lo suficientemente enérgicas frente al régimen de la Alemania
nacional-socialista.
El caso de Furtwangler es emblemático, porque logró salir relativamente
ileso de un proceso de ‘desnazificación’ en el que alegó que había
permanecido haciendo música en Alemania en aras de un ideal. Según él, aún
en las horas más negras de la historia germana, las obras de los grandes
maestros eran una luz para el pueblo alemán. Explicación que no ha
convencido a todos -Thomas Mann fue un gran crítico de esta posición- y que
todavía arroja algo de sombra sobre la estatura de un intérprete por demás
genial. En todo caso, sí parece claro que Furtwangler ayudó a músicos
judíos en momentos difíciles y eso lo ayudó a lavar su nombre, aunque de
tiempo en tiempo reaparecen las críticas y las acusaciones de que dirigió
la Novena de Beethoven en un cumpleaños de Hitler.
Por supuesto, huelga decir que creo que usted todavía está lejos de estos
grandes nombres del arte musical, pero supongo que me va entendiendo a
dónde quiero llegar con todo esto. ¿Se limita el arte de la dirección
orquestal, de la interpretación musical, a mover la batuta para hacer sonar
bella o enérgicamente las notas que están en una partitura, ya sea la
Cuarta de Brahms, la Quinta de Beethoven, la Patética de Tchaikovsky o la
Quinta de Mahler?. ¿O debe haber detrás de todo esto una sustancia, un
compromiso ético con la libertad y los valores más elevados del ser
humano?.
Le confieso que no tengo una respuesta precisa a estas preguntas, pero
posiblemente me decanto por contestar afirmativamente a la segunda
interrogante, para entender que la música no es una mera experiencia
estética, sino un arte cargado de valores, que debe tener una trascendencia
en la sociedad. Y lo que sí le puedo decir con seguridad es que de ahora en
adelante me va a costar más que antes aceptarle sus interpretaciones
beethovenianas, porque ¿cómo puedo creer yo en su capacidad de plasmar la
visión sobre la libertad del genio de Bonn si usted ha consentido en ser
parte de un evento que para quien esto escribe es una negación de esa
libertad?.
Realmente desconozco los detalles de su participación en este video que fue
transmitido como telón de apertura de este nuevo -y muy discutido- canal de
televisión. De alguna manera preferiría que usted me respondiera: es que yo
soy un convencido de la revolución bolivariana del Presidente Hugo Rafael
Chávez Frías. Si no es así, se abre un enorme abanico de posibilidades,
entre las cuales puede estar el miedo a perder el financiamiento
gubernamental destinado a sostener el sistema de orquestas infantiles y
juveniles, que tanto trabajo ha costado levantar. ¿Qué se yo?. El miedo es
libre. A lo largo de la historia, muchos artistas han tenido que bajar la
cabeza por temor. Shostakovich tuvo que poner su talento a la orden del
régimen soviético, y sufrió mucho por ello.
Pero al mismo tiempo, siempre recuerdo a figuras como la del mítico Arturo
Toscanini, la del director vienés Erich Kleiber o el violonchelista Pau
Casals, quienes fueron y son un ejemplo de dignidad, al haberse negado
sistemáticamente a tocar para regímenes de corte totalitario. Porque así
como hay gente que quizás comprensiblemente cede ante el temor o ante la
presión, han existido, existen y existirán siempre los que saben decir
‘¡no!’, aún con todas las consecuencias que eso pueda tener.
Le insisto: desconozco cuáles fueron los detalles de su participación en
este acto, pero su imagen en ese video, empuñando la batuta para dirigir
nuestro Himno Nacional con un ímpetu que podríamos llamar casi excesivo,
definitivamente está muy lejos de la enorme dignidad exhibida por los
trabajadores de RCTV, cuando segundos antes de que la señal del canal fuera
sacada del aire, gritaron orgullosos: ‘¡Seguimos de pie!’.
Como venezolano y como amante de la música, me resulta penoso tener que
escribir esto. Ojalá que llegue un tiempo en el que podamos reconciliarnos
como pueblo. Ojalá que algún día todos los venezolanos podamos verle
dirigir el Himno Nacional y sentir, sin ambages, que el Himno nos pertenece
a todos, como debe ser. Ojalá que algún día pueda volverle a oír la
Sinfonía Eroica de Beethoven y logre creerle su interpretación. Mientras
tanto, seguiré esperando y luchando en la medida de mis posibilidades para
que vengan tiempos mejores.
Atentamente,
Antonio Planchart Mendoza
C.I. 12.959.205
My compatriot Planchart-Mendoza expresses painfully the false dilemma that Hugo Chávez has thrown upon Venezuelans, that social justice has to be achieved at the expense of democracy. Indeed, I have heard from third parties–and this may indeed be untrue– that Dudamel supports the Chávez’s regime, which he may laud–like many others–as the bringer of social and economic justice to Venezuela. It is also true that the Chávez government, like 6 previous governments before him, supports the Youth Orchestra System, an extremely expensive enteprise, and that Dudamel would have a hard time not participating in a Chavista propaganda event, if asked. Therefore, I can see how Dudamel may be pit against two masters, whatever his position may be. There is no true democracy without social justice, but also no social justice without freedom of expression. Chavez has indeed curtailed freedom of expression, and with that, eventually he will also suffocate the arts, as he has suffocated everything else in the country that does not match his authoritarian vision. Alas, hard choices for a young artist, if Dudamel was even aware…, terrible choices for a ruler.
Carmen Helena Téllez
conductor
Sr. Dudamel
Aprovecho este espacio para pedirle por favor no se involucre ni colabore con las maquiavelicas políticas desestabilizadoras que procuran aplicar ciertos directivos y gerentes culturales ambisiosos y mediocres del Teatro Teresa Carreño. Recién hubo un mal entendido con los miembros del Coro de Ópera del Teresa Carreño, el cual no considero apropiado exponer aca, pero lo que se le pide es que no se deje manipular por cierto gerente que detesta a los miembros de tan valioso coro, por ser estos inmunes a sus manipulaciones y mentiras, con ellos ya no valen falsos discursos. La actitud de los miembros del coro se debe al sistemático abuso, irrespeto y el doble discurso que han mantenido por tantos años los directores musicales y ahora este Coordinador artístico por demás incapáz y manipulador. Los miembros del Coro de Ópera Teresa Carreño han dado “todo”, entiendase, toda su voz, su pasión, su dedicación, su amor por la ópera, pero que han recibido? Le respondo: Un salario de obreros, un control excesivo en el cumplimiento del horario, la negativa de permisos por quebrantos de salud, uniformes deteriorados por muchos años, ninguna gira nacional e internacional a pesar de su calidad interpretativa y potencia sonora, ensayan en un sótano donde falla la luz y la ventilación artificial pues la natural es nula, ningun curso de técnica vocal, no tienen maestro de fonética, no hay maestro de expresión corporal, son atacados porque segun no son lectores musicales pero vaya que si han aprendido en tiempo record y memorizado operas enteras y dificiles, además son obligados a asistir a cuanto evento gubernamental se “organiza” sea o no necesaria su presencia, en vez de dedicarse al estudios de obras del repertorio lirico nacional y universal para lo cual estan totalmente prestos y aptos.
Sr. Dudamel, usted que tantos contactos posee porque no ayuda a esta excelente agrupación?
De usted se dice que es una buena persona, sencilla.
No he tenido el placer de conocerle en persona, pero le he visto haciendo un buen trabajo.
Por favor prestele apoyo y protección a quienes han dado todo por el arte lírico.
Atentamente
El Zorro